Descripción
En un periodo en que las crisis económicas y sociales coexisten con alarmantes tendencias a la concentración de riqueza y notables esfuerzos institucionales de descartar o rechazar perspectivas críticas de la economía política, es sumamente importante regresar a esta obra clásica sobre la etnografía histórica que ofrece una perspectiva político-económica de la cultura. Roseberry relaciona la cultura y la historia pero en el contexto de una reflexión acerca de la economía política y del desarrollo desigual.
El presente libro se compone de ensayos integrados en un todo crítico y así retoma un formato de argumentación etnográfica consagrado en los años setenta y ochenta del siglo pasado por antropólogos como Clifford Geertz, Marshall Sahlins y Marvin Harris pero añade un elemento crítico reflexivo que restituye problemas etnográficos clave a menudo descartados por otros autores.
El objetivo del libro, de acuerdo a su autor, es explorar algunas de las implicaciones culturales y políticas de una economía política antropológica. Se han explorado muy pocas de estas implicaciones, y lo han hecho tanto autores que rechazan la sola posibilidad de entender la cultura desde la perspectiva de la economía política como los propios economistas políticos. Pareciera que nuestras ideas sobre la cultura y la historia nunca se confrontaran. Cuando se trata de considerar a la cultura y la política confinamos experiencias sociales profundamente contradictorias a simplistas y elementales etiquetas de clase o época. En demasiadas lecturas articuladas desde la antropología cultural la historia es poco más que un nuevo terreno sobre el cual explayar la práctica antropológica. Rara vez los antropólogos permiten que su conocimiento de la historia influya lo que piensan de la cultura. En este libro el autor intenta colocar a la cultura y la historia en una relación mutua, en el contexto de una reflexión sobre la economía política del desarrollo desigual.
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